White heat.
A green river.
A bridge,
scorched yellow palms
from the summer-sleeping house
drowsing through August.
Days I have held,
days I have lost,
days that outgrow, like daughters,
my harbouring arms.
La bestia
La bestia
La bestia
La bestia
La bestia
La bestia
Quiero, quiero que me salga un alien de la panza,
que se asome, primero,
como dándome pataditas,
y que salga en la eco, y todo.
Después, un día,
en medio del desayuno,
o en un pasillo cualquiera,
o en la verdulería,
alguien me diría
“¿te sentís bien, vos?”.
Y las manitos se le notarían a través de mi piel,
y yo estaría transpirando,
y yo caería al piso,
y respiraría como me dijeron en el curso,
y de pronto ¡¡¡PLAAAAAAAAAAAAKK!!!,
rompo vientre
(no bolsa, ¿qué decís?... yo soy hombre, no tengo bolsa, tonto/a),
y cuando todos abran los ojos,
verían mi cuerpo hecho objeto,
sobre las baldosas de la verdulería,
rodeado por un guiso de tripa gorda procesada,
100 gr. de hueso molido (preferentemente costilla),
una pizca de bazo para que realce la tripa gorda,
hígado cortado en juliana, 250 gr.,
y chinchulines, y excremento,
todo aderezado con sangre todavía tibia
(sal y pimienta a gusto).
Y notarían sus ropas salpicadas,
(y se horrorizarían)
pero no verían a mi octavo pasajerito,
pegado al techo,
y se preguntarían qué acababa de pasar,
y sentirían pavor,
y no se les ocurriría correr,
y después de unos minutos, se acercarían
a un ex yo,
y no repararían en sus costados,
y de repente, ¡no!, ¡CUIDADO!,
¡¡ahí, detrás de las sandías!!,
mi criatura se le atacharía a la cara,
y ese verdulero, el mismo que sobredimensiona los precios cada vez que puede,
sería, ahora, nursery.
...Y yo habría sido tan feliz.
La bestia
La bestia
Tom Waits... Quisiera ser su amigo. Es un genio, Tom Waits.
La bestia
La bestia
Alzó un brazo el dios,
y de un acervo de preguntas sacó unas cuantas.
Vino una pelota rodando al dios,
y la levantó con un movimiento de pie,
y con una seña de dedo, le sacó los parches.
Ensartó las pestañas el dios
en un bostezo, y sublimó de ahí
el sueño de abrazar a una mujer: a una, no cualquiera.
Se le acababan las facturas pero no el agua para el mate al dios,
y se hizo de más, pero dejó perder la crema pastelera,
porque a él tampoco le gustaba.
Salía de la heladera del dios
la pestilencia retorcida
de un coliflor prohibido.
Y antes de las ocho, el dios
sacó la basura,
la cual fue recogida por moiras,
exégetas recursantes,
que crearon un esferoide con sangre
de hedor, parches, sueños…,
preguntas y mucha, mucha
crema pastelera.
La bestia
La bestia
La bestia
La bestia
Escuchaba Heroin de The Velvet Underground y me dije puff...
La bestia